Espero, ansioso, que den las seis para recibir tu llamada.
Guardar mis cosas y despedirme de mis compañeros de oficina rápidamente. Luego, bajar las escaleras y cruzar la calle para entrar en la estación de Metrobús y encontrarte allí, mi dulce niña, esperando por mi.
El día de hoy, camino a casa de la oficina me topé con un ángel.
Supe que era un ángel porque podía ver sus alas blancas, fantasmales, extendidas hacia el cielo, aunque al parecer nadie más las notaba. Creo que se percató de que le había reconocido porque se acercó a mí.
¿Porque no me lo dijiste antes? Ahora entiendo que por esto es que te veías cabizbaja cada vez que mencionaba una vida juntos en el futuro pero… ¿porque no lo mencionaste?.
Me han sacado a rastras de la iglesia, por profanar tu cuerpo inerte con un beso. Los hermanos me han retirado con un visible odio, pero en tus padres he visto compasión…
No sin deseos de detenerte y mantenerte a mi lado por y para siempre, te he dejado en el tren que te ha de llevar de vuelta a tu hogar.
Aún tengo el sabor de tus labios en los míos, y el tacto de tu piel en mis manos. Aún siento el aroma de tu cabello en mi nariz, y escucho el rítmico latir de tu corazón en mis oídos. Aún veo tu tierna mirada al cerrar mis ojos, y siento tu presencia a mi lado y a mi alrededor.