No sin deseos de detenerte y mantenerte a mi lado por y para siempre, te he dejado en el tren que te ha de llevar de vuelta a tu hogar.
Aún tengo el sabor de tus labios en los míos, y el tacto de tu piel en mis manos. Aún siento el aroma de tu cabello en mi nariz, y escucho el rítmico latir de tu corazón en mis oídos. Aún veo tu tierna mirada al cerrar mis ojos, y siento tu presencia a mi lado y a mi alrededor.…
Hoy me levanté pensando en ti. ¡Y como no, si anoche me despertó la alarma de mi celular recordándome que hoy era tu cumpleaños!
He pasado el día pensando esperando a poder verte por el Messenger para felicitarte. Pero me ha parecido una forma fría, y simple, indigna de un Caballero Keithiano. Aún así, en cuanto te vi, aún si fue por sólo un segundo, dejé el mensaje. No respondiste. Que va, debes estar ocupada… últimamente lo estás mucho.…