A veces visito el olvidado Palacio de Cristal, que majestuoso se yergue en la mitad de la Zona Penumbral del Reino Shadows del Norte.
A veces paseo por sus silenciosos pasillos, donde mis pisadas resuenan formando una melodía tétrica, que reviven viejos recuerdos perdidos hace ya varias eras.
La silueta de la luna se adivina tenuemente a través de las nubes. La luz que refleja ilumina apenas lo suficiente para abrirse paso entre las terribles creaturas que duermen desparramados en las ruinas del pueblo, interpretando con el viento una tétrica sinfonía de ronquidos.
En momentos como estos, me dan ganas de golpear al frente, a los lados, destruir todo a mi alrededor esperando que mi rebeldía ante la Matrix causara una singularidad que mostrara que esta absurda realidad es una mentira, disolviendo todo a mi alrededor en mil colores, hundiendome en una “nada” hasta desaparecer, para despertar en ese otro mundo donde fui conocido como un héroe, donde mi A’mael es la poderosa princesa de un reino mágico donde todo es posible y los males de esta vida no existen.…
A veces olvidamos que la persona que es nuestro contacto con un cliente, o un proveedor, también es un ser humano como nosotros, y posiblemente un empleado que sólo trata de defender los intereses de la empresa en que labora de la misma forma que nosotros lo hacemos.
El enojo, la frustración, el cansancio se arremolinan en torno a mí, riendo socarronamente con sus tristes y agudas voces, burlándose de mi pobre estado actual.
Espero, ansioso, que den las seis para recibir tu llamada.
Guardar mis cosas y despedirme de mis compañeros de oficina rápidamente. Luego, bajar las escaleras y cruzar la calle para entrar en la estación de Metrobús y encontrarte allí, mi dulce niña, esperando por mi.
No sin deseos de detenerte y mantenerte a mi lado por y para siempre, te he dejado en el tren que te ha de llevar de vuelta a tu hogar.
Aún tengo el sabor de tus labios en los míos, y el tacto de tu piel en mis manos. Aún siento el aroma de tu cabello en mi nariz, y escucho el rítmico latir de tu corazón en mis oídos. Aún veo tu tierna mirada al cerrar mis ojos, y siento tu presencia a mi lado y a mi alrededor.