El Emperador en la Oscuridad
La silueta de la luna se adivina tenuemente a través de las nubes. La luz que refleja ilumina apenas lo suficiente para abrirse paso entre las terribles creaturas que duermen desparramados en las ruinas del pueblo, interpretando con el viento una tétrica sinfonía de ronquidos.
Dentro del castillo, sólo se escucha el silbido del viento que lo atraviesa desde las mazmorras hasta la más alta de las torres.
En el trono, un guerrero sentado en silencio se sostiene de su espada cubierta de sangre seca, esperando el despertar de su reino que es consumido por el olvido.
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