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9+1 de Octubre

No sin deseos de detenerte y mantenerte a mi lado por y para siempre, te he dejado en el tren que te ha de llevar de vuelta a tu hogar.

Aún tengo el sabor de tus labios en los míos, y el tacto de tu piel en mis manos. Aún siento el aroma de tu cabello en mi nariz, y escucho el rítmico latir de tu corazón en mis oídos. Aún veo tu tierna mirada al cerrar mis ojos, y siento tu presencia a mi lado y a mi alrededor.

Saturas mis sentidos, llenas el vacío en mi vida, en mi alma, en mi corazón.

Te quiero tanto, pero sé que aún no como te lo mereces.

Te quiero tanto como nadie jamás me ha permitido quererle antes.

Te quiero tanto…


Comenzando con esta entrada, pondré algunos comentarios sobre la misma junto al texto que la compone de verdad.

Ayer, 9 de Octubre, ha sido mi cumpleaños número 23. Desde que tengo verdadera conciencia, los cumpleaños han sido terriblemente molestos, recordándome que soy un año más viejo, que estoy un año más cerca de la muerte. He odiado los cumpleaños, en especial los míos, desde entonces.

Pero este año es diferente. Este año, usando como excusa la “fecha especial” para conseguir los permisos adecuados, el Consejo Trascendental (una parte de él, al menos) se ha reunido en mi Castillo para celebrar una pijamada. Mi querida Yoru-sama ha estado aquí, y por primera vez en meses he tenido un sueño placentero con ella cerca de mí.

Agradezco a todos los que me han felicitado en este día, que aunque no considero especialmente “especial”, ha estado lleno de maravillas.

Y en especial agradezco a Yoru-sama, por estos dos meses, por su cariño, por su comprensión y por soportar todas mis extravagancias y torturas y a pesar de ello, quererme como lo hace.

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