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A mil años de hoy...

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Hace mucho frío. El planeta ha sido devastado. A través de lo que alguna vez fueron las calles de lo que se conocía por "ciudad" vagan espíritus errantes de gente que ha vuelto casi a su estado prehistórico. Esta gente es descendiente de aquella que no pudo pagar el traslado a Marte, cuando se colonizó. Pero eso fue hace cientos de años. Y en este mundo totalmente contaminado por radiación no se puede vivir más. Ha sido una vida dura el sobrevivir aquí. Tener que viajar muchos kilómetros para comprar "comida natural" es muy tedioso. "Comida natural". Si, la que aún se cosecha en lugares muy apartados, que no fueron tan contaminados y en donde aún crece la vegetación. Hay quienes dicen que esos vegetales ya nacen contaminados, pero ¿de qué nos quejamos? ¿Acaso la comida procesada que se produce en unas cuantas fábricas es menos venenosa?

En estos tiempos tenemos que adecuarnos a lo que haya. El poco apoyo que aún recibimos de los "colonizadores de Marte" nos ha ayudado a sobrevivir. No sé porqué nos mantienen con vida. Algunos dicen que es porque cada vez que vienen se llevan mano de obra, porque es barata, porque un poco de comida diaria es suficiente para alguien de aquí. Otros dicen que ellos no han aprendido y continúan desarrollando armamento y como necesitan probarlo, pues lo traen aquí y nos usan como tiro al blanco.

Yo, la verdad no sé. Me dedico cada día, además de buscar que comer como todos los demás, a intentar recuperar lo que le llamaban "cultura". Por suerte para mí, mi familia nunca abandonó la esperanza y por eso durante generaciones se ha enseñado el arte de la lectura y escritura de padres a hijos y a otras personas interesadas en aprenderlo, las cuales son cada vez más y más escasas. La mayor parte de mi herencia son "libros", no techno-books como los que usaban cuando todo lo no-digital se volvió obsoleto, verdaderos "libros" de esos que se hacían con papel y tinta todavía. Están algo viejos y muchos fueron transcritos por los mismos miembros de la familia, como para renovarlos. Pero aún son legibles. Y, como comentaba antes, me he dedicado a buscar más de estos "libros". Es difícil, pero a veces uno se puede topar con un edificio que está lleno de ellos, todos en mal estado, pero con encontrar solo uno que sea legible de los miles que hay en estos lugares, se puede considerar un gran triunfo.

Es difícil vivir aquí, lo admito, pero ya nos hemos acostumbrado. Y creo que las personas de hoy aún son optimistas. Muchas de ellas van cada mes a recibir al convoy interplanetario que trae los suministros esperando que les digan  "Hemos venido por ustedes. Suban que los llevaremos al paraíso".

Pero nunca es así. El convoy ni siquiera toca tierra, desde el cielo deja caer grandes cajas y se retira, de vuelta a su hogar.

Y la gente sigue soñando con ir a Marte, con pasear por las Neo-ciudades, comer comida realmente fresca; pero en el fondo saben que nunca lo harán. Porque saben que somos el desecho de una antigua sociedad para la cual no fuimos útiles ya...

Escrito originalmente para el proyecto escolar:
Revista Estudiantil "Punto Muerto"
Febrero, 2004

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