Cariño Químico
Tiempo atrás, cuando nos conocimos, tome un vaso de mi corazón lleno con el líquido, cristalino como el agua, en que mezclaría los sentimientos que se desarrollaran por ti.
Un poco de Amistad fue vertida cada día durante varios meses, creando una fuerte mezcla. Tenía un sabor agradable, pero sentí que podía tener más fuerza por lo que empecé a adicionar Amor con cada dosis de Amistad.
El tiempo hizo de la mezcla una bebida explosiva y poderosa, capaz de despertar en mí una fuerza interna desconocida hasta ese entonces.
Pero quizá excedí la dosis de seguridad y la fuerte bebida me embriagó tanto que caí en confusión.
En la confusión y perdiendo tu guía deposité en el vaso fuertes cantidades de Ira, negra y viscosa, que contaminó la bebida ocultando su contenido anterior.
Sordo, ciego y confuso por el envenenamiento no pare de agitar la bebida por mucho tiempo.
Tiempo después de haberte alejado dejé de beber y de agitar la mezcla. La tranquilidad hizo que la Ira flotara a la superficie de forma que pude retirarla de la bebida, excepto por la pequeña porción que se hubo disuelto en el líquido.
Tras todo el proceso, hoy queda un líquido transparente muy azulado y un poco grisáceo. Las impurezas se han eliminado casi en su totalidad gracias a los filtrados constantes que se han hecho durante las remembranzas. Hoy queda esta solución de suave olor y sabor dulce, mezcla remanente de amistad y amor.
Ya no es más aquel fuerte tónico de amor que era hace unos años, ni el desagradable y viscoso aceite de Ira que en que se convirtió después.
Hoy, la bebida que te entrego, mi niña, mi Luna, es una solución de dulce y suave cariño.
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