En los valles de Guha
La encontré acuclillada a orillas del rio, jugueteando dulcemente con el agua cristalina que bajaba desde la montaña Kuroha. Me acerqué en silencio y con cautela, como un felino que acecha a su presa.
Pero no era así la situación. No esta vez.
Salude tímidamente, permaneciendo unos pasos detrás de ella.
- Hola -
Ella volteó la vista hacia mí y se incorporó.
- Hola - expresó con su siempre dulce voz.
Permanecimos mirándonos en silencio por varios minutos, quizá horas, como tratando de penetrar en la mente y el alma del otro a través de los ojos. Durante ese tiempo pude sentir más claramente, pero no mas intensamente, el latido de mi corazón.
Sentí una explosión en mi pecho, como una bomba que estalla inesperadamente y eché a llorar. Y con lágrimas brotando de mis ojos caí de rodillas frente a ella y abracé con fuerza sus piernas.
- ¡Perdón, perdón! - decía entre sollozos, sin liberar la presión que ejercían mis brazos en sus extremidades.
Logré tranquilizarme un poco y me separé de su cuerpo. Ella se puso de cuclillas frente a mí, con una sonrisa en su rostro.
- A pesar de sentirlo, yo no sabía amar. Y ahora que sé hacerlo ya no sirve de nada -
Su rostro entristeció, bajó la mirada.
Me acerqué a ella y le abracé.
- Nunca quise abandonarte, ni alejarme. Has sido la mejor amiga que he tenido jamás. Tu ausencia dejó un enorme vacío en mi corazón, pero un vacío aún más inmenso en mi vida. Y sé que fue mi culpa. Soy yo quien te abandonó solo porque mi egoísmo no podía soportar que tuvieras una vida propia, diferente de la que había planeado para nosotros. -
Mientras mantenía su cuerpo firmemente entre mis brazos, sentí un suave torrente de humedad en mi hombro. Ella estaba llorando.
Me incorporé y di varios pasos atrás, dejándola tumbada en el césped verde.
Miré mis manos y estaban cubiertas de aquel vital líquido rojo. En ese momento, pude recordar el terrible tacto del puñal en mis manos, de la sangre emanando del cuerpo de la mujer que había decidido amar.
Desde que comencé a buscarla en este mundo, comenzando en el campirano pueblo de Fruk, sabía que no pertenecía aquí. Mientras recorría los caminos del reino de Guha iba olvidando lo poco que recordaba de antes de llegar aquí. Ni siquiera recordaba porque la buscaba, solo sabía que ella era la única razón de que yo estuviese aquí.
Pero ahora lo recordaba. Era parte de mi penitencia.
Recordé el último momento en vida, cuando consumido por el odio fui a buscarla y delirante por el dolor la asesiné con mis propias manos. Y con su cadáver entre mis brazos, acabé con mi propia vida esperando reunirnos en el más allá.
Después, todo había sido confusión habitando el Infierno que yo mismo me había forjado. Habitando un mundo de tristeza y soledad hasta comprender mis actos, mis sentimientos y mis pensamientos. Este viaje formaba parte de mi penitencia, de mi perdón.
El césped bajo mis pies comenzó a decolorarse hasta adquirir un tono amarillento, y después se incendió espontáneamente formando un círculo a mi alrededor.
- Debo irme - le dije, y ella permaneció inmóvil y en silencio.
- Nunca te he dejado de querer, y nunca lo haré. Y aún con todo lo sucedido y con todo lo que sucederá, nunca he dejado de pensar en ti y nunca dejaré de hacerlo. El título no importa. Simplemente, te quiero y agradezco el tiempo que estuvimos juntos. -
El portal bajo mis pies terminó de abrirse y mi cuerpo se sumergió lentamente en el mar de llamas. Ella no apartó la vista de mi ni un instante, y sólo cuando las flamas alcanzaban mi pecho le vi sonreír. Como en los tiempos antiguos, mi corazón y mi rostro se sincronizaron con los de ella y como reflejo, devolví la sonrisa.
A punto de ser totalmente consumido y regresado a mi Infierno, pude gritarle
- ¡Si puedo volver por aquí, me gustaría que volviésemos a ser amigos! -
Si respondió o no, no pude saberlo. Me encontraba nuevamente flotando en un mar de llamas heladas, que lastimaban mi corazón que había recordado como latir. Envolví mi cuerpo contra si mismo, recordando el último abrazo que habíamos tenido y caí dormido.
Recuperé la conciencia a mitad de una clase y aunque nunca había cerrado los ojos me sentí despertar de un sueño, o quizá una pesadilla, de dos años.
Para mi resultaba extraño recordar el sentimiento de cariño que tenia por ella, después de tanto tiempo de sentir ira, cuando no odio. Pero al mismo tiempo, me hacia sentir una gran tranquilidad.
Sé que el tiempo no volverá atrás. Sé que la dulce joven que conocí ha cambiado, crecido, madurado, evolucionado. Pero quiero verle de nuevo. Quiero confiar en ella y tener su confianza nuevamente. Quiero que sepa cuanto la quiero. Quiero poder estar cerca de ella nuevamente. Sin títulos. Sin promesas. Sin sueños compartidos.
Post data:
Eres mucho más que un mal recuerdo, más que una sombra de mi pasado. Desde el momento en que te conocí formaste parte de mi Destino. Cegado por mis deseos egoístas puse en ti mis sueños humanos, olvidando que yo no tenía permitido tener tales desvaríos. Lastimé y abandoné a mi mejor amiga sólo por ser un imbécil.
Sé que es un regalo de cumpleaños un tanto peculiar, pero lo único que tengo para dar en este momento es este cariño acumulado con el tiempo y este deseo de recuperar lo que se perdió hace tanto tiempo atrás, cuando cierto tonto chico decidió que tener una "mejor amiga" no era suficiente.
Te quiero mi Luna. Te quiero, Karol.
Feliz cumpleaños.
Comments
comments powered by Disqus